Las proezas de México 68
Dentro de cincuenta años alguien echará la vista atrás y se preguntará: ¿Qué ocurrió en México 1968, un siglo atrás?
Porque en México sucedieron muchas cosas sorprendentes para el atletismo. Por primera vez se compitió sobre material sintético. Por primera vez se saltó cayendo sobre colchones. Por primera vez hubo cronometraje eléctrico. Por primera vez se emplearon garrochas de fibras de vidrio. Por primera vez se compitió a más de 2.000 metros de altitud... (Naturalmente, me refiero a unos Juegos Olímpicos).La suma de estos factores, y muchos otros, resultó explosiva. Se batieron un montón de récords mundiales, 22 en total, los rankings de marcas quedaron pulverizados y el sinnúmero de proezas resultó exorbitante. De manera recurrente, el atletismo regresa siempre a México'68, aquellos días mágicos de los que se acaba de cumplir un nuevo aniversario.
La barrera de los 10 segundos en 100 metros, la carrera soberbia de Tommie Smith en 200, la vuelta a la pista de Evans, James y Freeman, el estratosférico relevo 4x400 que cubrieron ellos tres más Matthews, los inacabables récords en el triple salto, Bob Beamon y su vuelo sin motor, la garrocha eterna, Dick Fosbury y su revolucionario salto de espaldas, David Hemery en los 400 vallas batiendo el anterior récord casi por un segundo de diferencia, Doubell y Kiprugut igualando la plusmarca de 800, Al Oerter, el ingeniero del disco, conquistando su cuarto título olímpico consecutivo...
México '68 fue un festival irrepetible porque se combinaron todos los elementos posibles para construir un festival de hazañas. Los nuevos materiales, la innovación tecnológica, la creatividad de hombres como Fosbury, la tenacidad de genios como Saneyev, Oerter o Lusis, la rabia acumulada por los negros estadounidenses, que acudieron a México con la propuesta de un "Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos" y se vieron obligados a la rebelión pacífica del Black Power frente a la cerrazón del presidente Brundage. Incluso las condiciones atmosféricas se unieron a la ceremonia atlética para conformar uno de los momentos más extraordinarios de la historia del deporte.
El estadio olímpico de México asistió a la mayor avalancha deportiva jamás vista. Daba igual donde mirases, en todas partes de quebraban barreras, se abrían nuevos horizontes y se dinamitaban los límites teóricos. México supuso una revolución absoluta en el atletismo. En 100, en 200, 400 y 800, en los relevos 4x100 y 4x400, en longitud y triple, en 400 vallas, uno tras otro caían los récords a más de dos mil metros de altitud.
Aquella semana de atletismo olímpico que empezó el domingo 13 de octubre de 1968 y concluyó el domingo 20 fue el período más fecundo de la historia, el más polémico también. El tiempo en que se unieron la innovación, la pasión, la rabia acumulada, las mejores condiciones y los atletas más soberbios. Fue un tiempo irrepetible.
Por: Perarnau
Fuente: marca.com
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