Y ahí estaba nuevamente, después de ocho años volvía a esa ciudad que me vio nacer, hoy por motivos muy diferentes a tantos otros, de antemano ver a mi familia, pero algo especial en mi vida; ¡Correr el Maraton Lala!.
Llegue pensando en la altura, creí que 1300 metros sobre el nivel del mar no podrían afectarme, pero eso no lo aparte de mi mente hasta que no probé dos días antes el cómo me sentiría en la carrera, y es que contrario al manual corrí durante una hora y me di cuenta que podría correr sin problema alguno, mis dudas sobre correr a esa altura estaban resueltas. Al llegar con cierto tiempo de anticipación al evento te da la oportunidad de conocer el ambiente que se vive, previo te das cuenta de cómo es su gente, el gusto que les causa que estés ahí por motivos fuera de lo común, por motivos no cotidianos, a esa gente les da gusto que a pesar de todos los problemas que les aquejan, exista gente que por amor a lo que les gusta acuden a la convocatoria (invitación) para participar en lo que ya es una tradición en la Comarca Lagunera; ¡ El Maraton LALA !
Luis Morua |
Y llego el día esperado, dos horas de diferencia en mi horario habitual, no impidieron que me levantara temprano para acudir a la cita, ahí fuera del hotel poco antes de las 6 de la mañana (4am tiempo de Tijuana) ya estaba mi prima Alejandra Aguilar Torres y mi sobrina Valeria Alejandra Aguilar para darme raite a la salida del maratón, llegamos todavía sin la luz del sol, con tiempo suficiente para poder calentar, aunque el frio de 6° a esa hora no me afectaba tanto a mí, pero si notaba que a ellas sí. No se movieron de su lugar y esperaron pacientemente la hora de salida, cosa que les agradezco profundamente, porque gracias a ellas puedo dar testimonio gráficamente de tan importante evento para mí.
Inicio la carrera, como es mi costumbre salí al final del numeroso contingente, me gusta ver la felicidad de todos, no soy más que nadie, a los que voy alcanzando me gusta decirles que van bien, en fin es algo que no podría explicar ampliamente pero solo sé que me hace sentir bien, durante los primeros 10 kilómetros sentí que mi paso estaba muy lejos de mi objetivo pero era tanta gente más lenta que yo por delante que tenía que “culebrear”, afortunadamente me empareje a un corredor de Chihuahua que más o menos traía mi ritmo y le pregunte, "por cuanto iba" me respondió que por 4hr:30, y me dije "de aquí soy" y así nos fuimos durante unas dos horas, hasta que se empezó a rezagar cosa que me preocupo un poco pero el me dijo que empezaba sentir un ligero tirón, me dijo que no aflojara el paso, que continuara, que me veía muy bien, me deseó suerte lo mismo le dije y me desprendí.
Ver tanta gente apoyándote en todo el recorrido te pone la piel “chinita”, “chinita”; esas señoras con la emoción al punto de las lagrimas diciendo a tu paso por medio de un altavoz; ¡gracias campeones por creer en nosotros!, ¡gracias por traer la paz a esta región!, ¡Dios los bendiga!. Ver en cada kilometro, una porra diferente, algunos corredores no se contenían y se quedaban a bailar por un momento.
“¡Gracias campeones por creer en nosotros! ¡gracias por traer la paz a esta región!” |
Después de haber recorrido 35 kilómetros sin mayor problema, disfrutando todo el recorrido, comencé a sentirme un poco cansado, pero no tanto como para claudicar, sino todo lo contrario, recordar a mi hija Lilián Morua en mi primer maratón (recuerdo imborrable para mi) me fortalecía en mi ánimo, por momentos cerraba los ojos y miraba el mar, esa playa de mis entrenamientos me hacía sentir que ya faltaba poco, el recuerdo de mis amigos corredores con los que había compartido muchas carreras también fortalecía mi ánimo, en fin pensar en todo eso, hacía del suplicio un placer.
Un sueño más realizado Felicidades Luis!! |
“No hay camino para la paz, la paz es el camino.” - Gandhi
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